miércoles, 25 de marzo de 2009

Un retroceso injustificable

El gobierno de la Comunidad Valenciana ha reducido el presupuesto para la conservación natural en cinco millones en el último año

Chiva, Buñol, Náquera, Serra, La Nucía o la comarca de la Safor han sido asoladas por las llamas en los últimos años, cambiando el tono verde de sus bosques por el gris desértico. Aunque no todos los paisajes afectados han conseguido recobrar algo de su verdor décadas después. En la mayor parte de los casos, detrás de una reforestación incompleta se esconde la falta de inversión de las instituciones, el descontrol en las nuevas plantaciones o la simple dejadez.

En la Comunitad Valenciana las inversiones en conservación de espacios naturales y restauración de recursos ambientales han descendido en casi un 10% desde el pasado ejercicio. Por ejemplo, la partida de la Conselleria de Medio Ambiente dedicada a la preservación de la naturaleza ha pasado de los 22 millones de euros de 2008 a los 20 de la de 2009. Este área tiene como objetivos principales la conservación y recuperación de los hábitats y paisajes en los espacios naturales protegidos, así como el desarrollo de la red de espacios naturales protegidos e implantación de la Red Natura 2000. En el caso de la restauración del medio forestal, que ha pasado de 61,5 millones de euros a 58, tiene entre sus objetivos la planificación territorial forestal y disminuir el número de incendios forestales. De esta partida se obtienen las subvenciones para la redacción de Planes de Prevención de incendios forestales de los Parques Naturales y Demarcaciones forestales.

Otro de los motivos, el incorrecto seguimiento de las reforestaciones, ha provocado efectos indeseados para los municipios. Es el caso de los términos de Siete Aguas, Requena y Chiva, donde un terrible incendio veraniego arrasó en 1994 30.000 hectáreas. Ahora, 15 años después, la zona ha comenzado a tornarse verde, aunque la mala planificación de la repoblación elegida, el sistema natural, ha provocado el crecimiento descontrolado de zonas de bosque bajo. "Hay pinos que han crecido a menos de medio metro de otros, por lo que eso repercute en su frondosidad. Habría que haber eliminado cantidad para ganar en calidad", asegura un miembro de la plataforma No a la cárcel. Precisamente esta agrupación cívica ha escogido la conservación medioambiental de la zona como argumento contra la construcción de la futura cárcel de Siete Aguas.

Un caso más reciente es el del parque natural de la Sierra Calderona, donde un incendio intencionado en agosto de 2004 calcinó casi 800 hectáreas de monte adulto entre los términos de Náquera y Serra. Ahora, un lustro después, la reforestación natural y artificial con miles de ejemplares autóctonos ha comenzado a teñir de verde una zona asolada por los grises que dejan las cenizas de un ecosistema abrasado. Casi 2.000 variedades han conseguido la recuperación parcial del pulmón de Valencia, aunque hasta dentro de varias décadas no se podrá hablar de normalidad.

Pero una vez más, las inversiones de las Administraciones parecen insuficientes para una recuperación que, cinco años después, han encabezado las asociaciones ecologistas, los senderistas y los vecinos. El alcalde de Serra, Javier Arnal, asegura que la reforestación se ha hecho "muy desigual", ya que mientras en unas zonas se ha repoblado en exceso, en otras "apenas se ha actuado". Respecto a los costes, que asumió la Conselleria de Medio Ambiente, el munícipe critica que "de lo que se plasmó en el plan a lo que luego se hizo hay un trecho". Además, denuncia que las partes en las que se optó por la regeneración natural ahora no se hace seguimiento, por lo que hay demasiados plantones por metro cuadrado.

En el municipio de Llaurí, las llamas consumieron hace cuatro años más de 70 hectáreas de monte. Las Administraciones no se ponen de acuerdo sobre la restauración de la zona. Mientras la alcaldesa opta por pedir a la Generalitat que regenere la zona de Sant Sofí, la Conselleria optó por la regeneración natural, que hoy en día no ha dado demasiados frutos.

Y es que las ayudas son tan importantes para la reforestación de zonas quemadas como una actuación a tiempo en la zona. Y claro, en plena crisis, las inversiones van en otra dirección. Por eso, con el plan de actuación local que el Gobierno ofreció a los municipios para fomentar el empleo, varias de las localidades afectadas por incendios han tenido la posibilidad de emplear parte de las inversiones en adecuación de montes. Eso sí, en la provincia de Valencia sólo Torrent y Vilamarxant lo han hecho. En el primer municipio destinarán 283.000 euros a la limpieza de montes en el Vedat para prevenir los temidos incendios. En Vilamarxant invertirán 165.000 en la construcción de un cortafuegos en el término municipal.

Localidades como Enguera o Barxeta, afectadas por dos incendios el pasado año, han preferido destinar las ayudas del Gobierno a otros asuntos. El alcalde de esta última localidad, Vicent Antoni Giner, asegura que prefiere que la zona comience a recuperarse de manera natural, "a no ser que se reciba alguna subvención específica". En Enguera primero cuantificarán los daños y después pedirán ayudas "a quien haga falta", señaló el máximo munícipe, Santiago Arévalo.

(*) Fuente de la noticia: diario LAS PROVINCIAS

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