domingo, 16 de agosto de 2009

La verdad sobre Marina de Cope

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Crimen contra el patrimonio natural en Murcia

El Gobierno de Murcia pretende urbanizar el parque natural de Cabo Cope con 40.000 plazas hoteleras y cinco nuevos campos de golf en lo que supone un salvaje ataque al patrimonio natural de la región y una sentencia de muerte para las especies protegidas que lo habitan

Pocos lugares quedan en el litoral español donde se conserve un habitat natural libre de asfalto y cemento, unos espacios escasos donde pequeñas poblaciones de animales amenazados por la extinción aún subsisten. Uno de esos lugares es el parque regional Cabo Cope y Puntas de Calnegre, cerca de Cartagena.

Se trata del lugar en el que el Gobierno regional de Murcia intenta edificar 40.000 plazas hoteleras, 11.000 viviendas unifamiliares, 5 campos de golf de 18 hoyos y 10 campos de fútbol. Además, se dragará la costa para instalar 2.000 puntos de amarre. Parecía que una monstruosidad urbanística como Marina D'or no podría repetirse otra vez pero el Gobierno de Murcia está empeñado en dejar pequeña a la ciudad de vacaciones de Oropesa de Mar.

El megaproyecto urbanístico comenzó por el tejado. Primero la autopista de peaje y un aeropuerto, ahora en construcción.

Para llegar al parque tomamos la "autopista de pillaje", una carretera que va de la nada a ninguna parte. Sale de las afueras de Cartagena y llega a Vera, en Almería, circulando en paralelo a la autopista del Mediterráneo. El megaproyecto urbanístico comenzó por el tejado. Primero la autopista de peaje y un aeropuerto, ahora en construcción.

Por el camino recorremos una serie de secarrales y salidas que no dan a ningún lado. Ni un coche en los cuatro carriles. "Esperaban que pasaran unos 7.000 coches al día pero como no pasan ni 1.500 la empresa adjudicataria ha pedido ser rescatada y que socialicemos las perdidas", cuenta Rubén. Las pintadas en los puentes señalan al culpable: "ZP ayuda a Cataluña y roba a Murcia".

Tras una hora de carretera llegamos a nuestro destino. En Cabo Cope no hay nada construido todavía. Están a la espera de los permisos de los municipios y, sobre todo, superar el recurso ante el Constitucional impulsado por los ecologistas locales. Ellos se definen como los galos de Astérix versión murciana. "Aquí lo que triunfa es comprar a los viejos con morcilla y pandereta", se lamenta Ascen.

Lo suyo tiene mérito. Cuentan que cuando acudían fuera de Murcia a las manifestaciones contra el trasvase del Ebro eran jaleados y manteados. "Somos pocos, pero somos una mosca cojonera que va retrasando cada plan urbanístico con contenciosos", dice Rubén. A cambio reciben unas cuantas amenazas de muerte. Y se les acumula el trabajo porque el 50% de los concejales de Murcia han sido imputados, casi todos por corrupción urbanística.

En lo alto de Cabo Cope hace calor pero sopla el viento. Desde aquí se puede ver el criterio con el que decidió desproteger el parque. Una enorme llanura rodeada de montañas. Se podrá construir en las zonas planas (el 64%) y sólo se dejará como espacio protegido los empinados barrancos. Los propietarios pensaron al principio que con el proyecto se forrarían pero la realidad que les espera no es tan millonaria. Sus tierras serán expropiadas por un bajo valor catastral.

A las calas casi desiertas y a los fondos marinos de la zona les espera un negro futuro. El típico paseo marítimo bordeará la costa. Un águila sobrevuela la zona buscando presas. En el lugar habitan especies protegidas: tortugas moras, halcones peregrinos, águilas perdigueras y el camachuelo trompetero. Ni son los usuarios de un campo de golf, ni importan a quienes se quieren lucrar con el último rincón de este espacio natural.

"Como no saben de medio ambiente cometen errores en el desarrollo de los proyectos. Les metemos cada leñazo", presume Rubén. El proyecto no tiene ningún viso de sostenibilidad en una comunidad autónoma que consume 2,5 veces el agua que produce. Los campos de golf están obligados a usar aguas residuales. Rubén cree que se trata de un comportamiento hipócrita, porque si te acercas a las depuradoras de los campos de golf puedes ver cómo están secas. Nadie las usa.

El Gobierno murciano está decidido a completar el proyecto. "El promotor es el propio Gobierno y su mayor dificultad es colocar como si de un puzle se tratara todo lo que quiere construir en el parque", dice Rubén.

(*) Fuente de la noticia: diario Público

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miércoles, 29 de julio de 2009

Banderas negras en la costa española

La degradación del litoral en España continúa a un ritmo alarmante pese a la crisis. 311 banderas negras ondean desde Tarifa a Finisterre bajo el salvaje viento del urbanismo hispano y sus memorables pelotazos

Ecologistas en Acción ha presentado su informe 'Banderas Negras 2009. La crisis, una oportunidad para la costa' en el que tras analizar el litoral español han otorgado 311 banderas negras a zonas con degradación ambiental alta y con graves amenazas sobre sus ecosistemas, así como 392 puntos negros a lugares con impactos puntales o de menor gravedad.

Por comunidades autónomas, Galicia encabeza esta triste clasificación con 55 banderas negras y 102 puntos negros; seguida de Andalucía (51 y 63), Comunidad Valenciana (34 y 40) y Murcia (32 y 36).

Tras analizar los puertos, el urbanismo, los vertidos y las obras realizadas en el litoral, se elaboró este informe que advierte de la desnaturalización del territorio costero. Éste supone tan sólo el 7 % del total del Estado pero concentra al 50% de la población, de ahí que los ecologistas recuerden que se encuentra muy por encima de su capacidad de carga.

Además, avisan del alarmante proceso de 'mediterranización' de la costa norte de la península: en Galicia se planean 121 puertos deportivos (unos 19.000 amarres), en Asturias 4.000 viviendas nuevas, y en Cantabria 2.500 nuevos amarres.

El responsable del Área Marina de Ecologistas en Acción, Jorge Sáez, ha asegurado que Galicia es la comunidad que más ha empeorado su situación con respecto al año pasado y ha advertido de que su previsión de futuro es "bastante mala".

Sin embargo, Sáez ha destacado que si bien en ninguna comunidad autónoma ha disminuído el número de banderas y puntos negros, sí que se nota una mejoría en el número de depuradoras, que ha aumentado en el último año, citando los casos de Algeciras y Mar Menor.

Elvira Espinosa, coordinadora de la Campaña Banderas Negras, ha criticado los 230 millones de euros invertidos por la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, la mayor parte de ellos en paseos marítimos y en regeneración de playas, obras que van contra su propio Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.

De la misma manera, la coordinadora de la Campaña Banderas Negras, dice que tampoco entiende cómo en un entorno natural privilegiado de Tenerife se ha pretendido invertir 43 millones de euros para sacar adelante el Puerto de Granadilla, proyecto recientemente paralizado por la Unión Europea y que tiene enfrentados a los ciudadanos con las instituciones desde antes de la democracia.

La organización ecologista defiende que la crisis es una oportunidad para la costa, una oportunidad para cambiar el modelo social y económico del turismo. Abogan por la responsabilidad del ciudadano y de las instituciones. A la larga, avisan, "lo que no es ecológico, no es económico".

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miércoles, 22 de julio de 2009

Ser Humano


(haz click sobre la imagen para ampliarla)

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jueves, 16 de julio de 2009

Just Don't Do It

Greenpeace acusa a marcas como Nike de colaborar en la destrucción de la Selva Amazónica. Mientras, el gobierno brasileño ha aprobado una ley que legaliza la ocupación de 67 millones de hectáreas

¿Qué tienen que ver tus zapatillas deportivas con la destrucción de un ecosistema único y vital para el planeta como es la Selva Amazónica? En el informe que Greenpeace acaba de difundir bajo el título 'Sacrificando la Amazonia' (aquí la versión íntegra en inglés / aquí un resumen en español) se señala con el dedo a marcas de zapatillas como Nike o Adidas por contribuir a la destrucción de una selva de la que también depende la subsistencia de pueblos indígenas como los paracaná.

Resulta que el cuero utilizado por marcas como Adidas o Nike proviene de empresas de Vietnam y China, que a su vez compran este material a compañías brasileñas de vacuno como Bertin, que se abastece en parte con reses criadas en los grandes ranchos ("fazendas") de la Amazonia. Una cadena comercial como cualquier otra en el mundo si no fuera porque la ganadería brasileña es considerada por los grupos conservacionistas como una de las principales causas de destrucción de este paraíso de la biodiversidad: Brasil es el mayor exportador de vacuno del mundo y el 79,5% de todas las áreas en uso de la Amazonia Legal brasileña se utiliza para la cría de reses; donde antes había bosques, hoy se ven pastos sin fin en los que apenas quedan en pie aquí y allí algunas 'castanheiras'.

"La selva lo es todo para nosotros, es nuestro padre, nuestra madre, lo es todo", dice un indígena de la tribu de los paracaná. "No pensamos salir de aquí, es nuestro hogar".

En la web del grupo Bertin, desde hace unos días un comunicado rechaza las acusaciones y asegura que la empresa cumple de forma estricta las leyes brasileñas. Sin embargo, Muggiati no cree tanto en el cumplimiento de las leyes ambientales en la Amazonia, como en otras leyes que considera aquí mucho más eficaces: las del mercado. "Estas marcas tan conocidas también son cómplices de la destrucción de la selva, ellas pueden hacer mucho por la Amazonia si toman medidas para garantizar que el cuero que compran para sus zapatillas no viene de áreas deforestadas". Esto ya ha ocurrido antes; como cuando Greenpeace siguió el rastro de la soja cultivada en la Amazonia hasta los criaderos que suministran los pollos para los McNuggets de los restaurantes McDonald's. "Con la soja se ha conseguido que las empresas monitoreen las propiedades con satélites para verificar que no se cultiva en áreas deforestadas".

A orillas del río Xingu, donde ha amarrado el hidroavión de Greenpeace, todos los paracaná se han dibujado en el cuerpo gruesas rayas negras, como sombras de troncos de árboles tras las que se ocultaran. Nadiuky nunca ha comido en McDonald's ni se ha calzado unas Nike. Pero la tribu tampoco tiene mucho que ver con aquella que, cuando él tenía unos siete años, fue contactada por primera vez en 1976 por hombres blancos que llegaron con cuchillos, espejos y hamacas de regalo. Hoy todos ellos cubren su cuerpo con ropa y en la aldea hay una escuela llevada por la Fundação Nacional do Índio (FUNAI) —la fundación estatal que se encarga de la tutela de los indígenas, a los que la Ley contempla como menores de edad—. Incluso pueden ver todos juntos la tele cuando no falla el generador eléctrico y captan bien la señal. Lo que sí que no ha cambiado ha sido su dependencia del inhóspito ecosistema que les rodea: "La selva lo es todo para nosotros, es nuestro padre, nuestra madre, lo es todo", explica Nadiuky, que cuenta cómo ese cordón umbilical invisible que les une con el bosque está siendo cortado. Sus territorios han sido invadidos por hombres blancos y ya hay pastos abiertos a sólo 20 minutos en barca. "No pensamos salir de aquí, es nuestro hogar", asegura este paracaná dispuesto a defenderse con su arco y flechas si fuese necesario: "No queremos pastos, queremos árboles".

Las cabañas de hojas de palma y barro de esta tribu se vuelven insignificantes desde la ventanilla del hidroavión, hasta desaparecer engullidas por un inmenso mar de árboles. Como otras reservas indígenas, estas son tierras públicas cedidas por el Estado brasileño para la subsistencia de los paracaná y no pueden ser explotadas ni alteradas de ninguna forma. O así tendría que ocurrir. En su conjunto, tras un importante recorte de sus límites, los cerca de medio millar de paracaná en Apyterewa tienen para vivir y cazar una extensa área de 700.000 hectáreas, cuyas fronteras comienzan a ser carcomidas por la deforestación. "Hay gente que dice que es mucha tierra para tan pocos indios, pero ellos la cuidan, no como los grandes terratenientes que crían ganado", asegura el ecologista brasileño Muggiati, "yo lo que digo es que hay demasiada tierra en manos de un sólo 'fazendeiro' (hacendado)".

Como un eco que recorriera los bordes de la selva ocupados por humanos, esta es la reivindicación de muchos campesinos que viven en la Amazonia brasileña: "demasiada tierra en manos de un sólo 'fazendeiro'". Y esto explica, en parte, que a las puertas de muchas haciendas de estos terratenientes haya campamentos del movimiento de los Sin Tierra que piden su expropiación y redistribución, de acuerdo a la reforma agraria de Brasil. La situación se vuelve todavía más complicada por la poca fiabilidad de muchos de los títulos de propiedad de las tierras. Hasta no hace mucho, bastaba hacerse con unos documentos falsos y meterlos en una caja con grillos. Al cabo de un tiempo, salían transformados en unos viejos títulos llenos de agujeros de las primeras colonizaciones. Esta burda trampa da hoy nombre a los falsificadores de propiedades, "grileiros", y a la usurpación de tierras, "grilagem". Hoy estas mafias utilizan sistemas más sofisticados y la selva se vende en grandes parcelas en Internet: es el "cibergrilagem".

Todo esto ha cobrado máxima actualidad en los últimos días en Brasil por la aprobación en el Congreso y en el Senado del país de la "Medida Provisória 458/2009", una ley que supone la legalización de la mayor parte de las ocupaciones de tierras públicas de la Amazonia hasta 2004. Según Greenpeace, una superficie equivalente a 67 millones de hectáreas, más que toda España. El texto, al que se opone de manera frontal Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente del Gobierno de Lula, pretendía de forma original acabar con el caos jurídico existente con la propiedad de las tierras para a la vez introducir mayores requisitos ambientales y de reforestación. Sin embargo, la ley definitiva en la que debe estampar ahora su firma Lula es vista por los grupos conservacionistas como toda una "privatización" de la Amazonia. Así lo piensa también Marina Silva, que en el Parlamento de Brasil recordaba con rabia como Chico Mendes fue asesinado justamente por combatir el "grilagem" y las ocupaciones ahora legalizadas.

(*) Fuente de la noticia: CLEMENTE ÁLVAREZ para SOITU.ES

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viernes, 19 de junio de 2009

España sigue vendiendo muerte

Testigo directo de los horrores que la industria armamentística exporta, el fotógrafo Gervasio Sánchez denunció de forma valiente en un histórico discurso la hipocresía de esos gobernantes que se llenan la boca con la palabra paz mientras permiten que España siga fabricando y vendiendo armas a zonas en conflicto

El día 7 de mayo de 2008 el fotógrafo y periodista Gervasio Sánchez acudió a recoger un premio a su labor fotográfica, el prestigioso Ortega y Gasset que otorga el diario El País. Entre el numeroso público asistente al acto se encontraba la vicepresidenta del gobierno, el presidente del Senado, varios ministros, Esperanza Aguirre y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, además de todos los demás medios de prensa. Al recoger el premio Gervasio Sánchez pronunció un discurso valiente, certero, íntegro y comprometido en el que denunciaba la hipocresía de los gobernantes españoles respecto a la industria armamentística nacional, la cual seguía y sigue suministrando material a zonas en conflicto, convirtiéndonos en cómplices de miles de muertes cada año. Obviamente y atendiendo a la escasa repercusión que tuvo en los medios este discurso muchos hubieran preferido que Gervasio hubiera mantenido la boca cerrada, y actuaron para silenciar sus palabras dentro de lo posible en lo que supuso un acto de censura vergonzante. Me avergüenzo de estos políticos, pero aún más de una clase periodística vendida y cobarde.

Para el recuerdo y la reflexión aquí dejo las valientes palabras de una ilustre excepción dentro del panorama periodístico español: Gervasio Sánchez.


VIDAS MINADAS
Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio “Ortega y Gasset” de Fotografía, convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los de aguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.

No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto “Vidas Minadas”, al que pertenece la fotografía premiada, tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de
una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película “Cuentos de la luna pálida” de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de las minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles, desde el inicio de la transición, encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo, y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King, me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias

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martes, 16 de junio de 2009

Receta contra el cambio climático

El pionero del cambio climático Wallace S. Broecker llega a España con una receta para afrontarlo: reducir el consumo, capturar CO2 y potenciar las energías renovables

El padre de la teoría del cambio climático, Wallace S. Broecker, pasó este lunes por Madrid para recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento , del que ha sido ganador en la categoría de Cambio Climático. Precisamente un 15 de junio, pero de 1952, este activista confeso comenzaba a trabajar en el Observatorio Terrestre de la Universidad de Columbia (EEUU), donde hoy es catedrático. Perfecto conocedor de la evolución del clima y la química de los océanos, Broecker fue el primer científico que, en 1975, definió el cambio climático en un artículo de la revista Science.

El científico estadounidense está convencido de que las energías renovables no van a conseguir producir la energía suficiente para poder sustituir a los combustibles fósiles, al menos en los próximos 50 años. Durante ese tiempo, las necesidades de energía se van a ir incrementando exponencialmente, multiplicadas por el desarrollo de economías emergentes. Y, con ellas, crecerán las emisiones de dióxido de carbono.

Broecker señala que "los grandes cambios climáticos se han negociado de algún modo en los océanos, en la cantidad de CO2 que estos absorben de la atmósfera. Pero los océanos únicamente son capaces de captar el 35% del CO2, por lo que, a ese ritmo, hasta el año 2075 en el mejor de los casos, no serían capaces de enfriar el planeta".

En este contexto, el experto ve como única alternativa un sistema híbrido, en el que, por un lado, se siga impulsando el desarrollo de las energías alternativas y, al mismo tiempo, se capture CO2 de la atmósfera. Más aún teniendo en cuenta que, en su opinión, "es necesario reducir las emisiones de CO2 en un 90%".

Para defender esta teoría, Broecker se apoya en las investigaciones de su colega de la Universidad de Columbia Klaus Lackner, que ha desarrollado un sistema mediante el cual es posible capturar el dióxido de carbono.

DESTINO: LOS ACUÍFEROS
El almacenamiento podría realizarse en los acuíferos de agua dulce, en el fondo marino, inyectándolo en las rocas basálticas o en las regiones polares, pero esta es la opción más remota. "La ventaja de los acuíferos", señala el experto, "es que todos los países poseen algunos y no serían necesarios tratados internacionales". Precisamente Noruega, según indica Broecker, "lleva cerca de siete años almacenando CO2 en un acuífero arenoso debajo del mar del Norte, con resultados bastante satisfactorios".

Broecker explica que los países industrializados han emitido ya mucho CO2, especialmente EEUU, y hay que hacerse "responsable de ello. Es necesaria la creación de una agencia internacional que se ponga ya manos a la obra", añade.

El científico precisa que la Unión Europea ya ha mantenido importantes reuniones para desbloquear presupuestos destinados a este propósito. No obstante, asegura: "El asesor científico del presidente Obama me dijo en persona que se prevé la puesta en marcha de 50 proyectos pilotos para capturar CO2". De hecho, el propio Broecker participa en uno de estos programas en Islandia.

El próximo mes de diciembre se celebra la Cumbre de Copenhague, en la que se deberían definir los límites de emisión de CO2 de cada país para sustituir el Protocolo de Kioto. El experto cree que, a diferencia de lo que pasó en otras cumbres, "esta vez la aportación de EEUU será positiva". Subraya, en todo caso, que es necesaria la concienciación de países como China, además de superar barreras políticas de antaño, "como las del bufón que teníamos de presidente y que se encomendaba únicamente a lo que le dictaba su señor", ironiza, en referencia al ex presidente de EEUU, George W. Bush.

MÁS GRAVE PARA EL HEMISFÉRIO NORTE
En la actualidad, los últimos estudios paleoclimáticos que dirige Broecker desde hace un año y medio se encaminan a demostrar que el clima puede sufrir bruscos cambios en períodos, incluso inferiores a 20 años. Basándose en datos de lagos cerrados y de las estalagmitas en cuevas, el científico desarrolla patrones de precipitaciones, "que se van reduciendo; a diferencia de lo que sucedió en la época glacial, el ecuador térmico se moverá hacia el hemisferio norte, que se calentará más, moviendo consigo las precipitaciones".

(*) Fuente de la noticia: David Bollero para diario Público

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jueves, 11 de junio de 2009

El fín no justifica los medios

Varios centenares de árboles de una zona de alto valor ecológico cercana al Parque Nacional de Ordesa han sido talados con la excusa de un cortafuegos

Los bosques necesitan protección, eso es un hecho. El desarrollo brutal del ser humano durante las últimas décadas no se ha producido de forma gratuíta sino a costa de una injustificable e irreversible degradación del entorno natural. Hemos de ser conscientes de que nuestro patrimonio natural ha sido expoliado, esquilmado y degradado hasta tal punto que sólo un pequeño porcentaje de esos antiguos bosques que cubrían la península de costa a costa permanecen en un estado aceptable de conservación. Es por ello normal que muchas especies animales que los habitaban hayan desaparecido ya o se encuentren en peligro de extinción. Teniendo en cuenta la gravedad de estos hechos no parece de recibo que en los (arbitrarios) límites de un importante Parque Nacional como es el de Ordesa y Monte Perdido se talen centenares de árboles para realizar un cortafuegos, sobre todo si tenemos en cuenta el alto valor ecológico de la zona y la existencia de alternativas para la protección forestal frente a los incendios.

La denuncia de estos hechos ha sido efectuada por la organización Ecologistas en Acción, aportando además en su página web algunos datos interesantes que transcribo a continuación:

El bosque de pino negro (Pinus uncinata) situado en la Cresta de Diazas en la cara sur del Cañon de Ordesa, se extiende entre los 1750 m y los 2240 m y hace límite con el Parque Nacional de Ordesa y M.P., perteneciendo a su Área Periférica de Protección. Se trata (o se trataba) de una de las mejores masas forestales de pino negro en el Pirineo Central aragonés, además de uno de los pocos testigos naturales del límite superior del bosque en los Pirineos. Hacia el oeste apenas quedan masas forestales de pino negro tan bien conservadas, quizás con la excepción del bosque de Larra, ya en Navarra.

El bosque de la Cresta de Diazas tiene un gran valor ecológico, no solo como hábitat de interés comunitario de conservación prioritaria (9430 de la Directiva de Hábitats) representante del piso subalpino pirenaico, si no por su función de bosque protector, evitando la erosión del suelo en las fuertes pendientes de la alta montaña. Este tipo de bosque alberga especies tan interesantes desde el punto de vista de la conservación como el sarrio, el urogallo, el pito negro o el mochuelo boreal.

El bosque de pino negro de Diazas en concreto, ha sido y es, objeto de estudios sobre la adaptación de las especies forestales al frío de la alta montaña y el seguimiento del cambio climático. Investigadores europeos acuden anualmente a realizar investigaciones en este bosque y ha sido motivo de varias tesis doctorales. En él se ubican parcelas de estudio para el seguimiento de la biodiversidad en proyectos financiados por el Ministerio de Medio Ambiente.

Pues bien, el pasado mes de mayo este excepcional bosque ha sido objeto de un aclareo salvaje totalmente injustificado. Se han talado varios centenares de árboles completamente sanos de un ecosistema subalpino de alto valor ecológico, alterando completamente la estructura del bosque. Muchos de los árboles talados se encuentran en el mismo borde superior del talud formado por una pista forestal (Foto 1), de tal forma que es previsible que, cuando las raíces mueran, todo el suelo que soportan sufra deslizamientos. En otras zonas la capa fértil de suelo tiene poca potencia (Foto 2), por lo que es muy posible que se produzca una rápida erosión y pérdida del mismo.

La destrucción que se ha consumado bajo la excusa de un cortafuegos es un auténtico expolio del patrimonio ecológico, el pretendido cortafuegos es absolutamente inoperante e improcedente, teniendo en cuenta el lugar y como se ha realizado. Es imprescindible que las personas u organismos que han proyectado, realizado y permitido esta tala salvaje, den las explicaciones técnicas necesarias y justifiquen que les ha llevado a autorizar semejante barbaridad. En el siglo XXI y en el marco de la Unión Europea en el que nos deberíamos desenvolver, este tipo de atentados no debería permitirse, ni quedar impunes.

(*) Fuente de la noticia y fotografía de Ecologistas en Acción

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miércoles, 10 de junio de 2009

¿Crisis económica o crisis ecológica?

La crisis económica analizada como consecuencia de una crisis generalizada de los recursos en un planeta agotado

Hay crisis. Todos hablan de ella. A todos nos afecta. Todos coinciden en que es grave. Pero nadie acaba de explicarnos bien lo que pasa. Los analistas académicos hablan como si sufriéramos una fiebre más o menos pasajera, un desajuste del sistema que se solucionará con alguna receta.

Pero hay otras voces. Economistas, sociólogos, pensadores de diversos ámbitos que opinan que estamos ante algo más que un desarreglo de los mercados financieros. ¿Qué crisis es ésta? Para muchos, más que una crisis económica es una crisis ecológica: no hay planeta suficiente para mantener el ritmo de vida que llevamos. El modelo de crecer y gastar, usar y tirar, explotar y contaminar llega a su fin.

«Aunque tengamos la mirada puesta en la debacle de los mercados financieros, la convulsión que estamos experimentando denota mayor hondura, remitiéndonos a los modos de producir, consumir y vivir hoy predominantes en el planeta», afirma Santiago Álvarez, director del Centro de Investigaciones para la Paz, en el último número de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global.

Reputados pensadores como el economista estadounidense Jeremy Rifkin atacan sin piedad ese «modo de producir» al que se refiere Álvarez. Para Rifkin, la segunda revolución industrial, cimentada en el petróleo, el automóvil y la centralización de la electricidad llegó a su colapso a finales del siglo XX. La burbuja crediticia reciente fue un falso intento de mantener con vida un sistema muerto.

El experto estadounidense no está solo ni mucho menos. En su artículo en 'Papeles', Santiago Álvarez, catedrático de Economía Internacional y Desarrollo, recuerda que la crítica ecológica a la economía es «algo que se viene comentando desde hace más de tres décadas. La novedad es que ahora está en boca de muchos más». Álvarez escribe: «Anthony Giddens ha advertido sobre la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida señalando que los debates sobre la manera de conseguirlo son ya la preocupación fundamental de la política actual. El premio Nobel de Economía Paul Samuelson ha afirmado que esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo».

Foro sobre la crisis

En realidad, son muchos los ámbitos en los que se ofrecen otras visiones. El mes pasado, por ejemplo, la Fundación Banco Santander organizaba un foro titulado Economía y sostenibilidad donde diversos expertos debatieron sobre lo que la convocatoria definía como triple crisis: del agua, de los alimentos y de la energía. El encuentro fue la demostración de que el discurso sobre la sostenibilidad incumbe ya de la Filosofía, la Sociología o las ciencias Políticas. Lo ambiental, o lo ecosocial, son ya materia de estudio.

Uno de los ponentes del foro del Santander fue Fernando Arribas, doctor en Filosofía y profesor de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Rey Juan Carlos. Según él, es difícil decir si ésta es una crisis sistémica o no. «Mientras que el discurso marxista siempre ha considerado que el capitalismo es un sistema en crisis o enfermo desde su propia raíz, el pensamiento liberal-económico entiende las crisis como algo propio del sistema, cíclico y superable. Sea como sea, lo que sí está claro es que hemos llegado a un nivel insostenible en la explotación de los recursos y en la capacidad del planeta de prestar servicios ambientales», considera Arribas. Desde su punto de vista, los individuos tenemos la capacidad de tomar decisiones apropiadas, pero colectivamente solemos equivocarnos. Como sociedad consumista que somos, viene a decir Arribas, nos estamos acercando al abismo.

Hay una cuestión de fondo en todo este debate que consiste en definir bien las relaciones entre la economía y la ecología. La teoría tradicional no ha tenido en cuenta que los mercados actúan sobre una base real, la de un planeta finito y con recursos limitados. En realidad, la economía es una parte de la ecología, y no al revés. Para Luis Jiménez Herrero, director del Observatorio de la Sostenibilidad en España, una economía que pretende crecer indefinidamente en un planeta de recursos limitados está abocada al colapso. Y recuerda que hace tiempo que las corrientes de la Economía ecológica, la Economía ambiental y la Bioeconomía manejan esos conceptos.

Economía ecológica

Lo que ocurre ahora es que la realidad empieza a dar la razón al ambientalismo El profesor Óscar Carpintero, experto en Bioeconomía, opina: «Crisis económica, sí, pero también ecológica y social. Necesitamos acometer profundos cambios en los enfoques con que analizamos las relaciones entre la economía, la naturaleza y la sociedad, en el modelo de producción y consumo de la civilización industrial y en sus reglas de juego».

Ese es el asunto. Si esta crisis es una crisis ecológica, ¿cómo salir de ella? Los expertos proponen: incluir los servicios que presta el medio ambiente en las cuentas económicas, que no suelen reflejarlos. Entender que el PIB no mide el bienestar, sino el flujo de bienes y servicios y, por tanto, dejar de vivir como si fuera el único objetivo. Apostar por el decrecimiento, por la calidad frente a la cantidad. Diseñar un sistema productivo que respete los ciclos naturales de renovación de materiales y energía y vaya hacia el residuo cero.

¿Será ese 'green new Deal' que Obama propone? El profesor Fernando Arribas no está seguro de si Obama es «ese Roosevelt verde que algunos quieren ver». «Lo que está claro», afirma, «es que necesitamos uno».

OTRAS VOCES

Jorge Riechmann

El filósofo y pensador ambiental cree que hablar de crisis económica es una simpleza. «Estamos ante una crisis ecológico-social. No se trata sólo de una crisis ambiental, que es evidente, sino de algo mayor donde se entrelazan tres fenómenos. Una crisis climática antropogénica; una crisis energética y una crisis de la biodiversidad», ha declarado en una entrevista para el CIP. «Todo ello tiene que ver con la deficiente inserción de los sistemas humanos en los sistemas naturales».

Eduardo Subirats

«Esta crisis encubre un desorden civilizatorio más profundo», afirma el ensayista barcelonés en el último número de la revista Agenda Viva, editada por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. "La guerra y el calentamiento global son sus símbolos. Una guerra que se extiende globalmente sin otro enemigo real que el terror y el terrorismo que ella misma sustenta. Y un calentamiento que pone de manifiesto la irracionalidad material de la racionalidad formal de la civilización mundial».

María Novo

En Agenda Viva, la titular de la cátedra Unesco de Desarrollo Sostenible de la UNED afirma: «No podremos salir de la crisis con el mismo modelo que nos trajo a ella. El mercado global tal y como existe actualmente, es el gran enemigo de la sostenibilidad. Si algo nos ha conducido a esta situación es la búsqueda de un crecimiento económico ilimitado. La economía es un subsistema del sistema Tierra y no puede crecer indefinidamente en su interior sin comportarse como un cáncer.

Joan Martínez Alier

El catedrático de Economía de la Autónoma de Barcelona escribe en la revista Ecología política: «La economía tiene tres niveles. Está el nivel financiero que toma prestado contra el futuro. Por abajo está lo que los economistas llaman la economía real o la economía productiva. Pero en el tercer nivel está la economía real-real de los economistas ecológicos, es decir, flujos de energía y materiales, con límites físicos. Ahora no sólo hay límites en los recursos, sino también en los sumideros: el cambio climático es un ejemplo».

Víctor M. Toledo

«Dos fenómenos encabezan esta crisis de civilización: el calentamiento global y el fin de la era del petróleo», escribe el pensador mexicano en la revista del CIP. «Ahora debemos agregar la crisis provocada por la voracidad del capital. Todas son la expresión de un intrincado conjunto de procesos cuyo devenir ha durado varias décadas. La crisis de civilización que hoy vive el mundo contemporáneo sólo será superable bajo esquemas teóricos renovados y mediante acciones políticas de nuevo cuño».

José Manuel Naredo

El economista, autor de obras como Raíces económicas del deterioro económico y social declara en una entrevista a la revista Ecología política: «Lo que se llama �producción del petróleo no es más que su extracción. Se extrae para luego disipar, quemar o gastar. El término producción funciona como una pantalla que oculta lo que hace la civilización industrial. Oculta que ésta se ha separado por primera vez en la historia de la humanidad de la fotosíntesis y las producciones renovables asociadas».

(*) Noticia publicada por Pedro Cáceres en el diario El Mundo el 9 de junio de 2009

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jueves, 4 de junio de 2009

Greenpeace

ecologismo_greenpeace

Cuando el último árbol haya sido cortado...
el último río envenenado...
y el último pez muerto...
descubriremos...
que no podemos comernos el dinero.

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