
Pero la cuestión es, ¿cómo explican esa crisis económica desde el poder? La respuesta: no la explican. No ha hecho falta: ¿para qué reconocer culpas y asumir responsabilidades? Ello implicaría además aceptar que muchos de los dogmas económicos en los que sostienen sus políticas son tan falsos como incapaces de evitar la pobreza y la desigualdad, es decir, implicaría aceptar la realidad. Y eso es mucho pedir a unos actores del bipartidismo que, otra cosa no pero siempre han sabido salir a escena con la ficción bien aprendida. Por eso para un PSOE al servicio de las oligarquías la crisis simplemente "vino de fuera", como de fuera vino la moda del reaggetón o una borrasca. Para el PP sin embargo la crisis "fue el PSOE" quien la provocó "con su mala gestión". Y esto es realmente lo mejor porque era ese mismo PP hundido en las encuestas por su propia crisis como partido el que reclamaba poco después formar una "gran coalición" como "única alternativa" para "salvar España" con ese partido que había provocado con "su mala gestión" "la peor crisis económica de nuestra historia", el PSOE. Extraordinario.
Algo parecido ocurre ahora con la crisis climática: sólo cuando sus efectos nos golpean ya en las narices se ha empezado a reconocer en parte el problema, pero aún como algo "que viene de fuera", como de fuera viene la sequía o una hija de Trump. Las palabras son tan firmes como vacías, lo justo y necesario para dar una imagen sin nada sólido detrás. La foto útil para la propaganda. Prueben a enfriar un refresco con una foto de un cubito de hielo. ¿Que así no funciona? Da igual: ya nos harán una campaña en los medios para "informarnos" de que caliente el refresco sabe mejor y es más saludable. O mejor aún: nos convencerán de que el calor es también una opinión.