La mala ejecución de las obras para una nueva carretera en Asturias ha provocado la perdida de varios tejos centenarios, además de una irreparable fractura en el paisaje tradicional del pueblo de Rozadas. Algunos de los ejemplares han sido talados, mientras que otros se han trasplantado sin ningún cuidado mostrando un nulo respeto por las leyes que protegen estos singulares árboles. La Asociación de Amigos del Tejo ha expresado bien a las claras la gravedad de este atentado ecológico en una Carta Pública que transcribo a continuación:
'La cultura de los pueblos se mide por el amor a sus árboles', dice el proverbio. De acuerdo con esto, el pueblo de Rozadas esta dando estos días una lección de educación y cultura y todo un ejemplo de cordura, ofreciendo alternativas y defendiendo sus tejos familiares frente a quienes pretenden imponer la barbarie y la sinrazón.
La reforma de la carretera AS-22 entre las localidades asturianas de Vegadeo y Boal ha causado la polémica en Asturias. En la aldea de Rozadas, los vecinos han protestado debido a que unos 20 tejos han sido talados y arrojados al vertedero y algunos ejemplares centenarios trasplantados de mala manera y sin esperanza de que vuelvan a arraigar.
La Asociación de Amigos del Tejo denuncia que la Consejería de Medio Ambiente no ha actuado a tiempo para evitar los daños causados por una obra promovida por la Consejería de Transportes del Gobierno asturiano, y todo ello a pesar de que el tejo está catalogado como Especie de Interés Especial en Asturias. Es un árbol escaso en la naturaleza, que nunca forma bosques y que aparece sólo de forma aislada en su estado silvestre. Al mismo tiempo, el tejo tiene un enorme valor en la cultura cantábrica y es una especie muy ligada al hombre. Los tejos tenían un carácter ritual y mágico desde antes de la época cristiana. Más tarde, se han sembrado en los cementerios y como árbol totémico junto a las casas de los pueblos.
Un decreto de 2001 prohíbe cualquier manipulación sobre los tejos. Cuando el Gobierno asturiano aprobó las obras de la carretera en 2001 obligó a realizar un informe de impacto ambiental. Este informe incluía la necesidad de respetar todos los tejos posibles y de trasplantar aquellos que tuvieran que ser movidos.
Lo primero que aclara Enrique García Gomáriz, de la Asociación de Amigos del Tejo, es que "un tejo de esa edad y tamaño no se puede trasplantar porque esa especie no soporta algo tan traumático", de modo que piensa que es un error que la ley permita trasplantar árboles centenarios y de gran tamaño porque es inviable que sobrevivan.
Pero lo fundamental es que si ya es muy cuestionable que un tejo monumental pueda superar un trasplante incluso cuando se hace con el máximo cuidado, en el caso de Rozadas, el intento de trasplante se ha hecho de tal modo que es absolutamente imposible que sobrevivan, según portavoces de la asociación.
Las tareas se llevaron a cabo fuera de fecha, pues al comienzo de la primavera los árboles ya están en periodo vegetativo. No se protegieron las raíces, ni se hicieron trabajos previos de adaptación del terreno y del propio sistema radicular para irlo adaptando a la nueva situación. Al arrancarlos de cuajo con grúa y excavadora sólo se salvó un mínimo volumen de raíz, incapaz de sostener al árbol.
El director general de Medio Ámbiente de Asturias, José Félix García Gaona, ha explicado a elmundo.es que ha Consejería ha abierto expedientes informativos para valorar los hechos. La empresa no avisó a la Consejería para que estuvieran presentes funcionarios públicos con el fin de inspeccionar la buena marcha de los trabajos, lo que era condición indispensable en el pliego de condiciones impuesto a la empresa adjudicataria de la obra. Además, se ha abierto otro expediente para conocer el origen de una veintena de tejos que aparecieron directamente cortados y arrojados a un vertedero ilegal junto a Rozadas. Un vertedero que fue localizado gracias a la denuncia que la Asociación de Amigos del Tejo presentó ante el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil y ante la consejería.
El director general ha aclarado que los expedientes son informativos y que habrá que esperar al resultado de los mismos para extraer conclusiones, asegurando que la presunción de inocencia sobre la empresa debe mantenerse hata que se realicen las pesquisas. Los naturalistas, sin embargo, lamentan que la administración inicie ahora la investigación informativa y que no fuera capaz de "evitar el desaguisado" antes de que ocurriera pese a las múltiples denuncias y avisos recibidos por parte de vecinos y ecologistas.
Rozadas es una de las aldeas de Asturias con mayor número de tejos, unos 500 en su entorno, lo que supone un hecho singular. Se han sembrado tradicionalmente para proteger las casas del viento sur y se han transmitido de generación en generación como un gran valor asociado a la familia. La Asociación de Amigos del Tejo cree que la insensibilidad de la Administración ha permitido un atentado contra un conjunto histórico y antropológico de gran valor. Se ha destruido un activo cultura por una carretera nueva que parte el pueblo por la mitad y destruye el mismo paisaje que se quiere promocionar turísticamente, denuncian los ecologistas.
Los vecinos del lugar fueron los primeros en oponerse a la obra. Benito, el propietario de prado en el que se encontraban los dos tejos que aparecen en las fotografías que acompañan esta información, luchó hasta el último momento para salvar sus árboles. "Haber movido la carretera 90 centímetros los hubiera salvado", afirman desde la asociación.
* La fotografía es de Ignacio Abella para El Mundo
domingo, 30 de marzo de 2008
Suma y Sigue
La carretera entre Boal y Vegadeo fractura de forma irreversible el paisaje tradicional de la localidad de Rozadas. Esta pérdida se nos antoja absurda, triste y dolorosa y solo podemos entenderla como una muestra más del talante insensible, obtuso y caciquil de las administraciones implicadas que han impuesto su criterio por encima de los vecinos y del sentido común."
Parece necesario explicarlo de nuevo. El paisaje de pueblos como el de Rozadas y muchos otros de Asturias y otras regiones de Europa, tuvo como signo de identidad y distinción, la presencia de estos tejos que durante todo el año, pero especialmente cuando los demás árboles se desnudan, protegían las casas y los prados del frío y del calor, del viento y de la lluvia y resaltaban majestuosamente en el paisaje invernal como verdaderos guardianes de los edificios y cultivos.
La cultura del tejo fue tan honda que se plantaron estos árboles al nacimiento de los niños, o en el momento de la construcción de los edificios, convirtiéndose así en almas gemelas de los paisanos y sus caserías y transmitiéndose como un legado de valor inestimable y siempre creciente a las generaciones sucesivas.
Cada uno de estos árboles guarda la memoria del abuelo, bisabuelo o tatarabuelo que lo plantó y por ello se respetaban y contemplaban con orgullo, afecto y familiaridad. La antigua costumbre de enterrar a los vecinos de toda la parroquia en las inmediaciones del tejo, explica también la veneración que inspiraron estos árboles de cementerio o iglesia a cuyo alrededor se reunía la asamblea o conceyu de vecinos.
Miembros de la asociación de Amigos del Tejo han señalado in situ a la patrulla del SEPRONA las numerosas y graves irregularidades que se han cometido en este lugar. Hoy son los propios tejos los que se entierran, de forma apresurada y furtiva, en el vertedero de Rozadas y asistimos al trasplante brutal de otros ejemplares que han secado de manera inmediata.
Mientras el enorme socavón de la carretera divide y devasta un paisaje único e irrepetible. Queda de nuevo en evidencia la política de protección de la consejería de Medio Ambiente que ha permitido que se llegara a esta situación y es culpable de colaboración necesaria cuando apoya y permite el trazado actual condenando al pueblo de Rozadas y a sus tejos.
Hace tan solo unos meses, días antes de las elecciones autonómicas, la actual consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández declaraba dirigiéndose a los «Amigos de los tejos» que la protección de estos árboles estaba garantizada. Quizá para justificar que en toda la legislatura no habían hecho nada al respecto. Pero desde entonces, la dejadez, el abandono y la destrucción de este patrimonio de tejos «cultos» y tejedas silvestres ha sido la política habitual del Gobierno del Principado.
Hemos sido testigos impotentes de las agresiones a los tejos de Abamia, la decadencia acelerada de las inigualables tejedas del Sueve, el apisonado de las raíces del tejo de Pruneda. Aprobamos ahora que aunque tarde, el director General de Biodiversidad, José Félix García Gaona, anuncie la apertura de un expediente informativos y se comience a investigar la autoría de los hechos.
Más información sobre la noticia a continuación tal y como Pedro Cáceres la recogía en la edición digital de El Mundo
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