jueves, 11 de junio de 2009

El fín no justifica los medios

Varios centenares de árboles de una zona de alto valor ecológico cercana al Parque Nacional de Ordesa han sido talados con la excusa de un cortafuegos

Los bosques necesitan protección, eso es un hecho. El desarrollo brutal del ser humano durante las últimas décadas no se ha producido de forma gratuíta sino a costa de una injustificable e irreversible degradación del entorno natural. Hemos de ser conscientes de que nuestro patrimonio natural ha sido expoliado, esquilmado y degradado hasta tal punto que sólo un pequeño porcentaje de esos antiguos bosques que cubrían la península de costa a costa permanecen en un estado aceptable de conservación. Es por ello normal que muchas especies animales que los habitaban hayan desaparecido ya o se encuentren en peligro de extinción. Teniendo en cuenta la gravedad de estos hechos no parece de recibo que en los (arbitrarios) límites de un importante Parque Nacional como es el de Ordesa y Monte Perdido se talen centenares de árboles para realizar un cortafuegos, sobre todo si tenemos en cuenta el alto valor ecológico de la zona y la existencia de alternativas para la protección forestal frente a los incendios.

La denuncia de estos hechos ha sido efectuada por la organización Ecologistas en Acción, aportando además en su página web algunos datos interesantes que transcribo a continuación:

El bosque de pino negro (Pinus uncinata) situado en la Cresta de Diazas en la cara sur del Cañon de Ordesa, se extiende entre los 1750 m y los 2240 m y hace límite con el Parque Nacional de Ordesa y M.P., perteneciendo a su Área Periférica de Protección. Se trata (o se trataba) de una de las mejores masas forestales de pino negro en el Pirineo Central aragonés, además de uno de los pocos testigos naturales del límite superior del bosque en los Pirineos. Hacia el oeste apenas quedan masas forestales de pino negro tan bien conservadas, quizás con la excepción del bosque de Larra, ya en Navarra.

El bosque de la Cresta de Diazas tiene un gran valor ecológico, no solo como hábitat de interés comunitario de conservación prioritaria (9430 de la Directiva de Hábitats) representante del piso subalpino pirenaico, si no por su función de bosque protector, evitando la erosión del suelo en las fuertes pendientes de la alta montaña. Este tipo de bosque alberga especies tan interesantes desde el punto de vista de la conservación como el sarrio, el urogallo, el pito negro o el mochuelo boreal.

El bosque de pino negro de Diazas en concreto, ha sido y es, objeto de estudios sobre la adaptación de las especies forestales al frío de la alta montaña y el seguimiento del cambio climático. Investigadores europeos acuden anualmente a realizar investigaciones en este bosque y ha sido motivo de varias tesis doctorales. En él se ubican parcelas de estudio para el seguimiento de la biodiversidad en proyectos financiados por el Ministerio de Medio Ambiente.

Pues bien, el pasado mes de mayo este excepcional bosque ha sido objeto de un aclareo salvaje totalmente injustificado. Se han talado varios centenares de árboles completamente sanos de un ecosistema subalpino de alto valor ecológico, alterando completamente la estructura del bosque. Muchos de los árboles talados se encuentran en el mismo borde superior del talud formado por una pista forestal (Foto 1), de tal forma que es previsible que, cuando las raíces mueran, todo el suelo que soportan sufra deslizamientos. En otras zonas la capa fértil de suelo tiene poca potencia (Foto 2), por lo que es muy posible que se produzca una rápida erosión y pérdida del mismo.

La destrucción que se ha consumado bajo la excusa de un cortafuegos es un auténtico expolio del patrimonio ecológico, el pretendido cortafuegos es absolutamente inoperante e improcedente, teniendo en cuenta el lugar y como se ha realizado. Es imprescindible que las personas u organismos que han proyectado, realizado y permitido esta tala salvaje, den las explicaciones técnicas necesarias y justifiquen que les ha llevado a autorizar semejante barbaridad. En el siglo XXI y en el marco de la Unión Europea en el que nos deberíamos desenvolver, este tipo de atentados no debería permitirse, ni quedar impunes.

(*) Fuente de la noticia y fotografía de Ecologistas en Acción

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