martes, 11 de febrero de 2014

Ojos que no ven, corazón que no siente



Vemos la foto de esta jirafa, leemos el caso (aquí la noticia en el diario 20 Minutos), y a la mayoría nos parece altamente insensible y hasta casi criminal su sacrificio. Mientras ("Ojos que no ven, corazón que no siente"), todo el horror que genera la ganadería industrial fuera del foco de las noticias nos sigue siendo ajeno a la mayoría. Como alguien dijo una vez: "si los mataderos tuvieran ventanas la mayoría de la población se haría vegetariana".

También están aquellos que, cada vez que mencionas temas que tienen que ver con los animales, sacan el tema del hambre en África, como si se tratara de vasos comunicantes, y que por cada mínimo esfuerzo que dedicaras a apoyar una causa estuvieras menoscabando otra... ¡Nada más lejos de la realidad! Ese lamentable "discurso" no es otra cosa que un burdo prejuicio con aspiraciones de excusa barata esgrimido por aquellos que simplemente quieren seguir sin mover un dedo a la vez que desprecian los actos ajenos sin base argumental alguna. El filántropo estadounidense George T. Agnell, quien dedicó buena parte de su vida a lograr que la sociedad diera un trato más humano a los animales, lo explicó muy bien con estas palabras: "a veces me preguntan: ¿Por qué inviertes todo ese tiempo y dinero hablando de la amabilidad para con los animales cuando existe tanta crueldad hacia el hombre?. A lo que yo respondo: estoy trabajando en las raíces".

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