viernes, 4 de enero de 2008

En duda el valor ecológico de los Biocombustibles

Un nuevo estudio cuestiona la bondad de los biocombustibles en cuanto a su impacto ambiental y nivel de emisiones de CO2.

Este estudio va a generar un debate sobre ellos que me parece positivo, al margen de que petroleras y países productores seguramente estén celebrando las conclusiones de esta investigación brindando con su cochino oro negro. Nada es perfecto, así que arrojar luz sobre el lado oscuro de los biocombustibles me parece no sólo necesario, sino imprescindible teniendo en cuenta los millones que hay en juego, y lo pillín que es el hombre cuando huele a dinero... A ver, ¿qué sentido tiene deforestar la Amazonia para plantar soja en ella y luego quemarla alegremente en nuestros coches para ir a Carrefour? Al margen de mi opinión sobre los centros comerciales, hay que acabar con esa clase de producción de biodiesel absolutamente nociva, y promover una certificación internacional que garantice una producción sostenible y verdaderamente ecológica.

¿Y a qué esperan? Para los problemas medioambientales no hay soluciones o medidas a nivel local que valgan: eso está ya fuera de duda. Son imprescindibles y urgentes acuerdos globales y medidas que obliguen a todos los países, de ahí la importancia de la implicación de la ONU y las cumbres sobre el clima. Negar la importancia de estas cuestiones es troglodita... ¡o medieval como poco!

A continuación la noticia sobre esta investigación aparecida hoy en la edición digital del diario El Mundo

Aunque cada vez son más las voces que cuestionan el valor medioambiental de los biocombustibles, el asunto está lejos de haberse cerrado. En primer lugar, porque hay diferencias muy marcadas entre ellos; pero también porque no existe un único criterio para juzgar su valor medioambiental. Una reciente investigación realizada por dos profesores del Instituto Smithsoniano de la Investigaciones Tropicales, con sede en Panamá, trata de resolver estas cuestiones. Sus autores, John Scharlemann y William Laurance, han publicado los principales resultados de su investigación en la revista 'Science'.

El estudio compara 26 biocombustibles con la gasolina, el gasoil y el gas natural, combustibles fósiles que se verían sustituidos por aquellos. Los criterios para determinar la calidad medioambiental de un biocombustible son dos. Por un lado, la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que emite su quema en comparación con los otros combustibles. Por otro lado, el impacto medioambiental causado por el cultivo que sirve para su obtención -incluida la destrucción de la vegetación preexistente-, así como el generado por la producción industrial del combustible.

Los resultados de la investigación no alientan la sustitución de los combustibles fósiles por estos nuevos productos. Aunque en 21 de los 26 casos las emisiones de gases de efecto invernadero son menores que las del gas natural y los derivados del petróleo, el impacto medioambiental suele ser mayor. Así sucede en 12 casos. En algunos casos, como los obtenidos de la patata y el centeno, el impacto ecológico es cinco veces mayor que el derivado de la extracción y explotación de los combustibles fósiles.

Pero lo peor es que precisamente los biocombustibles más usuales, como el biodiésel obtenido de la soja y el etanol del maíz, forman parte de ese grupo de elevado impacto medioambiental. Otros biocombustibles comunes, como el diésel del aceite de palma o, sobre todo, el etanol procedente de la remolacha o de la caña de azúcar, resultan bastante aceptables desde la perspectiva de las emisiones de gases de efecto invernadero; pero siguen teniendo un impacto medioambiental superior a los fósiles.

Los biocombustibles más ecológicos, tanto desde una como otra perspectiva, son los obtenidos de las basuras, del reciclaje de otros combustibles, y de la madera -metanol y etanol-; así como los combustibles 'tradicionales' como la madera o el estiércol.

Los autores creen que "es necesario considerar algo más que la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero cuando evaluamos diferentes biocombustibles." Y agregan que "los gobiernos deberían ser más selectivos sobre que cultivos apoyan con subsidios y recortes de impuestos".

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