miércoles, 16 de enero de 2008

No a los transgénicos

Manifiesto de la organización Vía Campesina en contra de los transgénicos

Queremos alimentos sanos y seguros
Las semillas transgénicas, caras y estériles, no vienen a acabar con el hambre en el mundo como promete la industria biotecnológica. Bien al contrario, son una vuelta de tuerca más para sacar legalmente a los campesinos de sus tierras. Las semillas transgénicas son estériles: no se reproducen y hay que comprarlas cada año; y son caras: millones de agricultores no tienen dinero para comprar lo que legítimamente les pertenece; desposeídos de las semillas, abandonan las tierras. La contaminación genética trae a la Humanidad un nuevo elemento: los efectos en la salud de las personas y en el medio ambiente, son irreversibles. Los errores genéticos que se cometan hoy no se pueden reparar.

Por ello denunciamos:
1.- La complicidad entre los gobiernos y las multinacionales de la biotecnología para la implantación de los cultivos y la comercialización de los alimentos transgénicos en nuestras tierras.
2.- Que la mayor parte de los centros de investigación, tanto públicos como privados, estén financiados por las mismas multinacionales que contaminan.
3.- Que la mayor parte de los medios de comunicación estén sometidos también a la dictadura del poder económico a nivel mundial.
Y apoyamos plenamente las demandas de la VÍA CAMPESINA para recuperar, mantener y fortalecer una producción alimentaria campesina y sustentable:

1.- Parar las importaciones a bajo precio y aplicar el principio de la soberanía alimentaria.
2.- Exclusión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de toda negociación relacionada con la producción y los mercados de los alimentos. Denunciamos a la OMC como un verdadero instrumento antidemocrático al servicio de las multinacionales que nos están imponiendo la política de Liberalización de los Mercados. Los Tratados de Libre Comercio y de la OMC en la agricultura están desviando la producción doméstica hacia la producción intensiva de exportación y forzando a millones de campesinos y pueblos indígenas hacia la bancarrota total. Hay que parar estas políticas neoliberales que convierten a los campesinos/as e indígenas en desplazados en su propio país, o en trabajadores/as ilegales en la producción intensiva industrial.
3.- Aplicación del principio de la soberanía alimentaria como primer principio en la formulación de políticas agrícolas que tienen que asegurar una producción campesina y diversificada de alimentos sanos, precios que remuneren el trabajo campesino, la reactivación de las políticas de reforma agraria, una regulación de los mercados para evitar excedentes y un paro de la industrialización de la producción agrícola.
4.- Abolición de las subvenciones y otras ayudas a la exportación como parte de medidas para evitar el dumping y la importación a bajos precios.
5.- Abolición de la obligación de aceptar importaciones hasta el 5% del consumo interno. Cada país debe tener y aplicar el pleno derecho de proteger su producción alimentaria contra importaciones. Hay que parar la apertura forzada de nuestros mercados para importaciones a bajo precio que destruyen la producción alimentaria y aumentan aún más la miseria y el hambre en los medios rurales.
6.- No a los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) y a las Patentes en la agricultura y SÍ a las semillas campesinas.
7.- Prohibición de los OGMs de la agricultura. Son lesivos para los agricultores, los consumidores y el medio ambiente.
8.- Prohibición de las Patentes de la vida. No puede ser que esta riqueza y diversidad desarrollada por el propio campesinado, se convierta en la propiedad privada de algunas empresas transnacionales.
9.- Establecer marcos jurídicos diferentes que reconocen a las semillas y otros recursos genéticos como patrimonio de la Humanidad y que respeten el carácter colectivo de estos derechos y el libre acceso a los recursos genéticos.
10.- Prohibición de semillas “muertas” y otras tecnologías que impiden al agricultor reproducir sus propias semillas. Semillas muertas dan plantas con semillas infértiles lo que significa que los campesinos/as y productores/as tendrán que comprarlas año tras año. Este hecho nos sitúa en dependencia de las transnacionales y nos excluye de la producción.
11.- Reconocimiento de los derechos del agricultor al control y a decidir el futuro de los recursos genéticos. Como agricultores hemos resguardado los recursos genéticos en la agricultura, somos depositarios del esfuerzo y conocimiento de las generaciones que han creado esta riqueza biológica, por ello exigimos que se reconozcan nuestros derechos.

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