En defensa del ecologismo como una evolucion natural imprescindible para la sociedad.
Aunque a algunos les pueda sorprender el fín del ecologismo no es desmontar la sociedad moderna y que volvamos a vivir en una cueva a alimentarnos de lo que crezca por el suelo como hace 50.000 años. El ecologismo en absoluto pretende una involución de la sociedad. Al mismo tiempo los ecologistas somos conscientes de que la idea última del capitalismo tampoco es convertirnos en un ejercito de consumidores autómatas e insaciables para acabar con el medio natural y extinguir a todas las especies "inútiles". El ecologista no sólo siente, también piensa.
Y aunque a algunos les parezca increíble, el ecologista también es una persona que quiere vivir bien, comer bien, un techo donde cobijarse, sanidad y educación para sus hijos. En ese sentido el ecologista sabe que la buena marcha de la economía no sólo es importante, sino fundamental para el desarrollo y la supervivencia del denominado "estado del bienestar": sin dinero no hay servicios públicos. El ecologista aprecia este estado del bienestar, y también quiere preservarlo.
Y esto es porque en realidad no hay egoísmo alguno en la causa ecologista. Al contrario: esa naturaleza que defiende, esos bosques, los animales, son patrimonio de todos, aunque el desarrollo de la sociedad nos haya alejado de tal manera del medio natural y su conocimiento -más allá de su valor como decorado o provisión- que es normal que la mayoría hayamos terminado por ver nuestro patrimonio natural como algo lejano, difuso y carente de valor, cosa de otros, como el Amazonas o las ballenas.
"Al final serán ellos o nosotros", he llegado a escuchar. Pero, ¿cómo podría haber un nosotros sin ellos? ¡Hasta ese punto nos hemos distanciado de la realidad! Incluso obviando la involución ética que supone el desprecio no sólo a las vidas particulares sino a la existencia misma del resto de especies no hemos de olvidar que también nosotros somos y seguiremos siendo naturaleza, que también nosotros somos y seguiremos siendo parte de un ecosistema global de cuyo equilibrio depende nuestra supervivencia. Precisamente el ecologista lucha por la supervivencia de ese ecosistema global que nosotros mismos hemos alterado gravemente.
Así que el ecologismo no es un freno, ni mucho menos una involución. Es, como digo, una evolución natural e imprescindible del pensamiento, una ideología que alerta y reniega de esa vía única por la que se conduce a la sociedad a la que sólo le preocupa la marcha de la economía a corto plazo, una alternativa lógica a un sistema que conduce al desastre por el agotamiento de los recursos.
Demostrado está que el mundo es finito, y que lo estamos finiquitando como un cáncer acaba con el organismo del que nace. Es curioso ver como el rey de la creación reniega de los valores por los cuales fue coronado -pensamiento y consciencia- y ha terminado comportándose como la plaga más brutal y embriagada que jamás haya existido.
Es por ello que entiendo que el ecologismo no es una moda, que no es una opción. El ecologismo quiere y debe conducir a la sociedad por otro camino más racional y consciente si es que de verdad queremos que la sociedad siga avanzando. ¿Han oído hablar de sostenibilidad? El ecologismo es la evolución necesaria.
martes, 16 de septiembre de 2008
Ecologismo es Evolución
Publicado por Víctor Aranda García
Etiquetas: ecologismo, opinión
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