Bloomberg impulsa el uso de la bicicleta en la ciudad de los rascacielos
Cada vez son más las ciudades que apoyan iniciativas para facilitar el uso de la bicicleta a sus habitantes, conscientes de los beneficios de un medio de transporte tan ecológico como saludable. La contaminación es un problema serio, y la bicicleta ayuda a reducir tanto las emisiones de gases como el ruido ambiental, contribuyendo a mejorar la convivencia ciudadana en todos los sentidos. Ahora la que seguramente sea el paradigma de ciudad moderna, dinámica y poco apta para las bicis, comienza a ampliar su red de carril bici a calle emblemáticas, mientras promueve una campaña en la que trata de concienciar a los conductores de vehículos a motor para que respeten este carril y a los que lo utilizan, además de otras iniciativas que nos explica David Valenzuela en su interesante artículo para SOITU.ES.
Uno de los sueños del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, es que la Gran Manzana se rinda a la era de las bicicletas, como han hecho en los últimos años tantas ciudades europeas e, incluso, la capital del país, Washington. Nuevos carriles bici y un programa de bicicletas públicas son las ideas que baraja la ciudad para motivar a sus habitantes a que se lancen a pedalear, una opción que ahora mismo es más bien un deporte de aventura que te puede costar la vida.
Si alguien pasea por los cinco barrios de la ciudad se puede dar cuenta de que moverse sobre dos ruedas es una opción de transporte bien arriesgada, y limitada más bien a los mensajeros y a los profesionales de la entrega a domicilio. Las bicicletas blancas que se han empezado a poner en determinados puntos negros de la ciudad rinden cuenta de lo arriesgado que puede ser ir en bicicleta en la ciudad de los rascacielos. Y si no que se lo digan al ciclista que fue brutalmente golpeado por un policía (que ha sido recientemente detenido) en una marcha ciclista en Times Square.
Todo eso va a cambiar y, de hecho, ya ha empezado a cambiar. Nueva York cuenta desde hace unos meses con un nuevo carril bici en una parte de la Séptima Avenida —la más cercana a Times Square—, un proyecto que ya se ha empezado a extender por la Octava Avenida este mismo mes. Se trata de una serie de esfuerzos con los que la ciudad pretende impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte entre los escépticos neoyorquinos.
Actualmente sólo el 1% de los desplazamientos que se realizan en la ciudad a diario son en bicicleta. Una minucia comparada a aquellas personas que optan por el metro o incluso por el coche. Pero el cambio de mentalidad se está produciendo poco a poco y esa cifra supone un aumento del 344% desde 1980. Bloomberg quiere conseguir una Gran Manzana "verde", así que, desde el Ayuntamiento, se ha lanzado una cruzada para convencer a todo el mundo de las bondades de ir en bici y, lo más importante, para hacer ese sueño realidad y viable en una ciudad tomada por los automóviles y que nunca se ha preocupado de crear espacios para las bicis más allá de los parques.
Además de los carriles especiales que se están creando, la ciudad planea ofrecer un nuevo servicio de bicicletas públicas, al estilo de los que triunfan en urbes como Barcelona o Washington, o a los que existen ya en la ciudad de la mano de la Universidad de Nueva York (NYU), que cuenta con un servicio para 120 ciclistas.
Pero es que Nueva York debe ponerse al día en muchos aspectos y los oficiales locales aún piensan donde colocar las bicicletas públicas, ya que se enfrentan al problema de que las aceras no pertenecen a la ciudad, sino a los edificios. Para encontrar soluciones a esta problemática y para diseñar tanto las estaciones de bicis como los mismos vehículos, Nueva York ha lanzado un concurso al que se han presentado empresas de todo el mundo. Se ha hablado mucho de lo que puede ofrecer una compañía danesa llamada 'Goodmorning Technology', que ha planteado a la ciudad crear unos carriles iluminados mediante tecnología LED, además de unas bicicletas fabricadas con materiales sostenibles y unos innovadores aparcamientos creados en forma circular.
Faltará ver cuánto tarda la ciudad en hallarse completamente en la era de las bicicletas y cuál es la reacción de los habitantes de una ciudad en la que sólo 131.000 de los más de 8 millones de neoyorquinos utilizan ese medio de transporte, una cifra que Nueva York quiere doblar de aquí a 2015.
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